INTRODUCCIÓN

En la actualidad en todo el mundo estamos pasando por una situación caótica por la emergencia sanitaria, la misma que viene afectando a todos los países. Por tal razón, nuestro país no está ajeno a ello, el sector más afectado es el de educación por tanto el sistema educativo tuvo que realizar diversas adecuaciones para la atención del servicio a los estudiantes en sus diferentes niveles y modalidades.

A esta situación presentada se involucra la escasa práctica de actividades artísticos culturales de manera presencial como la danza que por el momento se ha dejado de lado; considerando que mediante este lenguaje artístico se expresa costumbres y tradiciones de un pueblo, de una ciudad y un país.

A nivel mundial existe una diversidad cultural en cada rincón de un país, ciudad o pueblo, los mismos que se dan a conocer mediante las expresiones artísticas, la danza un lenguaje artístico que utiliza la expresión corporal como un medio de comunicación de las costumbres, creencias y tradiciones de un pueblo. Pero ante este mundo cambiante donde los estudiantes tienen escaza práctica de sus costumbres ancestrales, en ese sentido la UNESCO (2009), plantea el desarrollo de actividades artísticas culturales con la finalidad de preservar el patrimonio y la identidad cultural.

Danza tradicional

La danza tradicional se traduce como una actividad artística y de nivel cultural particular que ocurre cuando una o más personas mueven sus cuerpos de manera diferente a cuando participan en las transiciones normales de la vida diaria. (Cepeda, 2018).

Se ha observado que las personas en las llamadas sociedades tradicionales son más propensas a bailar en momentos que se consideran fundamentales para el futuro de la vida social, la actividad económica, las prácticas espirituales y religiosas. Por tanto, la danza tradicional se entiende como una actividad relacionada con la expresión de emociones sociales y culturales destacadas. (Delgado, 2017).

Ibarra y Rivera (2019), sostienen que la danza es un recurso que está ligado al sujeto como expresión de sus costumbres, creencias y tradiciones. Los mismos autores consideran que desarrollando talleres de danza tradicionales, influyen positivamente en el fortalecimiento identidad cultural de los estudiantes. (Canales, 2016).

Identidad Cultural

La identidad cultural es un conjunto de valores de pertenencia, que el individuo adquiere dentro de su contexto, me refiero a las características y rasgos culturales los mismos que le permite desenvolverse en la sociedad. Según Cepeda (2018) y Briones et. al. (2019), sostienen que la identidad está relacionada con el desarrollo de un lugar producido por la evolución el mismo autor indica que la colectividad forja sus tradiciones y creencias, para desarrollarse a través del tiempo. Es por ello que señalaron la importancia de la práctica de valores para fomentar el desarrollo de la identidad cultural en los educandos.

La identidad cultural está fundamentada desde los enfoques antropológico, sociológico, psicológico y pedagógico. En primer lugar, el enfoque antropológico se estudia bajo dos criterios principales, la antropología cultural estudia el comportamiento de los seres humanos en relación con el medio donde vive y la antropología social o étnica estudia las tradiciones de un pueblo. (Canales, 2017). En según lugar, la sociología desarrolla un concepto de identidad cultural desde una perspectiva ciudadana, ya que el individuo genera la interacción social de acuerdo a sus interesas y necesidades. En tercer lugar, la psicología según Erickson (1971), sostiene que la identidad del sujeto está determinada en el desarrollo de la etapa de la adolescencia, es así que, en este periodo, la familia cumple un rol fundamental para fomentar el desarrollo de la identidad cultural. Asimismo, el enfoque pedagógico de Martínez (2018), afirma que la educación debe plantear mecanismos que permita construir y fortalecer la identidad tanto individual como social.

Según Almonte (2015), se establecieron dos corrientes en la antropología que estudia la identidad cultural. En primer lugar, la perspectiva esencialista estudia los problemas de la identidad como algo propio y hereditario del individuo, es decir tiene un contenido específico y esencial que es determinado por el origen de la persona que define su forma de actuar ante la sociedad. En segundo lugar, la perspectiva constructivista o antiesencialista sostiene que la identidad no es transmitida de generación en generación es todo lo contrario por que la identidad es algo que se construye puesto que es abierto y flexible. (Altugan, 2015).

Para Gutiérrez (2016) la identidad cultural se aborda desde 4 enfoques fundamentales que respaldan el estudio, siendo el enfoque antropológico, sociológico, psicológico y pedagógico, enfoques en donde se ven inmersos los individuos durante toda su vida, y este se origina en el seno familiar hasta la interacción en la sociedad dentro de un contexto. Así mismo Rivero y Martínez (2016), señalan que la identidad cultural se sustenta bajo dos corrientes de la antropología que es la perspectiva esencialista que fundamenta que los rasgos culturales se heredan y la perspectiva constructivista sostiene que las costumbres y tradiciones no es hereditario se construyen.

Para Cossio (2017) y Salas (2017), se considera que la identidad cultural está vinculada con un sentido de pertenencia de un grupo social que comparten valores, costumbres, símbolos y creencias dentro de una comunidad. Para fortalecer la identidad cultural se recurre a los diversos lenguajes artísticos puesto que son un medio de comunicación para transmitir un mensaje ante un público; la danza tradicional mediante la expresión corporal es idónea para expresar costumbres, creencias, y tradiciones de un pueblo.

De otro modo, Guevara (2017), define la identidad cultural como a un conjunto de costumbres tradiciones modo de vida de un grupo social que le permite relacionarse dentro y fuera de su comunidad. En esta misma línea, Delgado (2017), manifiesta que la identidad cultural se atribuye a las cualidades o características que el ser humano obtiene dentro de su contexto.

Por su parte Campos (2018), considera a la identidad cultural desde tres categorías o niveles: a) desde lo singular se relaciona a la dialéctica interna y externa del sujeto; b) de lo particular a las identidades colectivas c) de lo general se relaciona con el individuo y sus contextos compartidas.

Para Gutiérrez (2019), sustenta que la identidad cultural tiene las siguientes funciones: a) función locativa, porque se ubica dentro de una clase social; b) función integradora por que articula objetivos e ideales desde una visión histórica y c) función selectiva porque permite detallar los intereses del ser humano en relación a la sociedad.

Del mismo modo, Galán y Chico (2015) sostienen que hay dos tipos de identidades, la personal y la colectiva, esto deriva del hecho que siempre hay una interacción entre un individuo y la sociedad que lo rodea.

La identidad personal está conformada por diferentes características; los intelectuales, las físicas, las afectivas, las psicológicas y las actitudinales. (Cossío, 2017).

La identidad colectiva se refiere a los elementos y/ o significados que han sido heredados de nuestro entorno familiar y comunidad, los cuales nos permite ser parte de un grupo social gracias a su construcción e interpretación, mediante la interacción de nuestras costumbres y tradiciones en un espacio y tiempo determinado. (Miranda, 2015).

Con respecto a la teoría sociocultural, los estudios de Piaget Vygotsky de los años 1896 a 1934, con respecto al aprendizaje coinciden en tiempo y sostienen que el aprendizaje se adquiere por la interacción del sujeto con su medio ambiente, y no con asociaciones entre los estímulos y las respuestas externas. (Herrera, 2019). Así mismo se considera que el conocimiento no se asimila y si no se construye la nueva información y se incorpora a los ya existentes. Cabe señalar que los aportes más relevantes se relacionan con el conocimiento, puesto que el aspecto cognitivo es el efecto de la interacción social y de la cultural (Miranda 2015).

Sobre la misma perspectiva Herrera (2019), sostiene que Vygotsky, es el precursor de la teoría sociocultural, el mismo autor manifiesta que la influencia social y cultural es esencial en el fortalecimiento cognitivo del ser humano, esto se atribuye a que el individuo recibe la primera formación dentro del seno familiar la misma que le permitirá interactuar dentro de un contexto social. Es decir, necesariamente el niño tiene que relacionarse con los demás mediante la interacción de sus costumbres, creencias y valores a fin de incrementar sus conocimientos.

El estudio realizado por Díaz, et al, (2020) señala que a través del lenguaje de la danza se fortalecer diversas capacidades del individuo tales como la sensibilidad, la creatividad, la capacidad de explorar y expresar creencias costumbres y tradiciones de un pueblo, finalmente los mismos autores manifiestan que después de la aplicación del estudio han observado cambios significativos en sus procesos de formación profesional de los estudiantes.

Se afirma que aplicando diversas actividades educativas tanto teórico como práctico relacionado con el huayno ayacuchano influye significativamente en las creencias, tradiciones, valores, símbolos y sentimientos culturales, y por consiguiente fortalece la identidad cultural de educandos de Educación Inicial EIB. (Gutiérrez, 2019).

CONCLUSIONES

· Se finaliza reafirmando que la danza tradicional es un recurso invaluable que tiene estrecha relación a la persona como un tipo de expresión natural de sus tradiciones, creencias y costumbres en los que pueden verse influenciados positivamente en un correcto fortalecimiento de la propia identidad cultural mediante talleres.

· Según lo expresado en la investigación se mostraron diversos antecedentes de autores en los que se llega a inferir que la identidad cultural basa su fundamento y pilar principal en numerosos enfoques y categorías en los que está conformada por diferentes características que ayudan a la persona a demostrar mediante su entorno lo heredado de su medio familiar, de comunidad y de sus ancestros.

· Finalmente, es válido decir que promover la práctica del folklore y enriqueciendo los conocimientos teóricos prácticos de la danza tradicional en el nivel secundaria es de suma importancia ya que en este nivel educativo los estudiantes oscilan en edades de 11 hasta 17 años, púberes y adolescentes que de acuerdo a sus características empiezan a tener diversos cambios tanto físicos, y psicológicas.

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